domingo, 12 de abril de 2015

Relatos reprobados

Relatos Salvajes Afiche Relatos salvajes (2014)
Damián Szifrón

Mis prejuicios y la economía docente hacen del cine una imposibilidad para una película que sé, de antemano, no me va a gustar. Afortunadamente, existe Cuevana.

"Si estuvo nominada al Oscar, tiene que ser buena", dijo una alumna de escuela secundaria. El equívoco da pie para la polémica: del error a la reflexión. Explicar qué es una falacia a un grupo de adolescentes (turbas violentas si las hay) no es tarea sencilla, pero el "sacerdocio" docente aflora y la cruzada se lanza hacia el abismo. "Es una obra destinada al éxito (...), por algo se ha asegurado la distribución en los más importantes mercados del mundo", asegura un periodista de un prestigioso diario argentino. La alumna de 16 años razona del mismo modo que el experimentado comunicador. La argumentación de la mayoría, ad populum (aquella que señala que si muchos creen que algo es de determinada manera, entonces así será), prevalece, en ambos casos, de igual manera. La falacia me viene al dedillo para la explicación en el aula. Las producciones de Szifrón son tan populares como comerciales; si la obra se consume masivamente será porque fue diseñada con propósitos fudamentalmente mercantiles (la especulación como dogma): post hoc ergo proper hoc. Si un acontecimiento sucede temporalmente posterior de otro, el segundo es consecuencia del primero. Nadie escapa de las falacias, pero Szifrón no puede ocultar sus intenciones "artísticas" ni en la mesa de Mirta Legrand.

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Prólogo. Historia del avión.
¿Grandinetti es el protagonista? Mala dirección. Diálogos forzados. Historia improbable. El "relato" falla porque no se construye, sólo sucede, no hay tensión ni conflicto. No hay fórmula para el verosímil.
calificación: 1 (uno) Impresentable

Segunda historia. La cantina.
Buenas las papas fritas a caballo, muy realista. Rita Cortese, excelente: convierte un guión mediocre en un diálogo verdadero. Debería desarrollarse el conflicto interno de la mesera. Buena fotografía, aunque no representa una cantina de ruta.
calificación: 3 (tres) Rehacer

Tercera historia. Los automovilistas.
No se logra una estetización de la violencia, tampoco surge como fondo; únicamente forma. Superficial. No revela sustancia social ni psicológica. Desfase entre intención realista y personajes caricaturescos. Historia estigmatizante. Representaciones sociales estancas. El yuppie discrimina ("negro resentido"), ergo el trabajador responde como una bestia indómita (%&/·/"%·&!"&%/).
calificación: 2 (dos) Rehacer

Cuarta historia. El estacionamiento.
Actor obvio. Historia obvia. Rebeldía pueril, caprichosa.
calificación: 2 (dos) Rehacer
 
Quinta historia. El accidente.
Buena historia. Conflicto verdadero (clase social, valores). Buena elección: Martínez es genuino en el rol. 
calificación: 5 (cinco) Aprobado

Sexta historia. El casamiento.
Género ambiguo: el drama deviene comedia. "Ma-ma-de-ra", dice la novia (Érica Rivas). Estereotipos. Excelente recreación del festejo de bodas. Escena final incongruente: ¿vence el amor? Atención: actor de ¿panadero, cocinero? impresentable.
calificación: 3 (tres) Rehacer


Relatos salvajes fracasa porque pretende intelectualidad o profundidad crítica; Szifrón recurre a un tipo de humor [pseudo] negro, a través de un cinismo artísticamente progre (por-que-se-a-ni-ma-a-to-do-sin-pre-jui-cios). Sin embargo, el humor es impostado, comercial, facilista. La torpeza de Szifrón es ideológica (además de estética), basta recordar su lamentable participación en la mesa de Mirta Legrand, meramente publicitaria. Efectivamente, lo salvaje, según Szifrón, se da a partir de un sistema de prejuicios que establece la condición de clase: "si yo hubiese nacido pobre (...), creo que sería delincuente más que albañil". Una confesión de esa índole permite captar de una manera genuina las intenciones de un filme que aspira a estetizar las conductas violentas de la sociedad, pero que exhibe un tejido de estereotipos sociales. Relatos salvajes no es una película que desafia los límites de la representación ni descubre los íntimos sentimientos del hombre. La incomodidad de Relatos salvajes radica en su ignominioso modo de narrar que contrasta con la artificiosa técnica fílmica. Problemas de forma y contenido, pero sin fondo.

1 comentario:

  1. La evaluación positiva no es lo suyo, joven, pero no se preocupe, comparto absolutamente. Incluso hubiera sido menos generosa aún con ciertos actores de la cuarta historia.

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