Director: Wes Anderson (EE.UU.)
Moonrise Kingdom reproduce varios de los tópicos de Wes Anderson (la persecusión, el viaje, el itinerario) y crea (en su sentido literal pleno) un mundo de fábula que proyecta varios de sus elementos más esenciales. El destino (concebido por un deseo mítico, desde siempre, es decir, desde la infancia) deviene amor ingenuo (experiencia profana de los cuerpos) de dos niños (púbers) que se buscan para aventurarse en una delicada pero alocada fuga.
Ambos, productos de familias disfuncionales (la orfandad y el abandono en presencia), padecen la incapacidad de los adultos para comprender sus emociones. En su intento por demostrarle al mundo que su amor es genuino y sincero, deben enfrentar los embates del mal de los personajes antagónicos. Así, el amor (y la metáfora del vuelo como símbolo de libertad) se convierte en el tema central que moviliza todo el relato.
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